La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de
los sentimientos.
Claude Adrien Helvétius (1715 – 1771)Filósofo francés
Luis Fernando Paredes Porras*
Dávila es un
gran manipulador - no en el sentido peyorativo de la palabra -, quizá por eso
otros políticos lo odien tanto, porque no pudieron cada quien con sus
estrategias, mover las emociones de la gente y obtener el voto, tal como “el chinanteco”
los obtuvo por segunda ocasión
consecutiva y de forma histórica en su cantidad. Podrían caber las tesis de que
se le odia porque se le envidia, porque no se le comprende o porque otros han
tenido éxito al manipular la idea de que es el enemigo.
Fernando
Bautista Dávila apela a la posibilidad dada
a la humanidad, el pasar a la historia de forma tal, que su nombre sea
recordado favorablemente por más de tres generaciones, que es el tiempo en que
pasamos al olvido si nada hay que nos
traiga al pensamiento de los vivos. Salir de la cantera del resto de los políticos
del mundo y ocupar un lugar especial en la construcción del Tuxtepec
contemporáneo. Puede moverle el ego, pues ya dice el Eclesiastés que nos pasa a todos “vanidad
de vanidades, todo es vanidad”, o su motivo sea el temor a Dios, a quien tanto
ha mencionado en los últimos meses poniéndolo como testigo de sus intenciones y
testereando el mandamiento aquel de “no jurarás el nombre de Dios en vano”, o
bien puede ser resultado de una consciencia moral y las oportunidades que él
mismo impulsó y el contexto le favoreció. Pero de entrada, ya aportó dos
aspectos para la historia del municipio: el número de votos que obtuvo en las
elecciones del 2018 y el ser el primer Presidente Municipal que se reelige de
forma consecutiva en Tuxtepec.
Fernando
Bautista Dávila, quien aspira a pasar a la historia de forma favorable – otros se
ganaron a pulso el ser referente de administraciones
“malditas” y lenonas - tiene al enemigo en casa; sus principales detractores,
ha quedado demostrado, están cercanos a él, lo adulan, tratan de corromperlo
con actitudes muy distintas a las que dieron los votos para su elección y su
reelección; agreden la imagen de Dávila con desempeños poco productivos, descuidados,
indolentes, mediocres, mismos que causan resultados risibles dando hermosas oportunidades
para que los enemigos de Dávila, que ahora son más y han quedado “lastimados”,
puedan demostrar que aquello de “pasar a la historia” es una frase hueca que
contradice lo que el emperador romano Marco Aurelio señaló, y quien por cierto
pasó a la historia porque se murió en el siglo II después de Cristo y aún lo
cita el mundo: “El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele”.
Sin embargo,
gracias a desempeños extraordinarios de otros colaboradores cercanos es que le
tocará gobernar a Tuxtepec en este momento en que a nivel nacional se ha reconfigurado
de forma importante el concierto de las fuerzas políticas y la participación de
la sociedad. Dávila deberá estar a la altura de las expectativas que generó Obrador
en el país y en el mundo, claro está guardando las proporciones, pero sin descuidar que el
fenómeno del Davilismo es evaluado en un contexto estatal, nacional e
internacional, aunque tenga colaboradores de estilo pueblerino que tienen que
ser arrastrados por aquellos de más amplia visión, haciendo real aquello de: “a
la larga, hasta el sombrero pesa”.
En los
últimos discursos Fernando Bautista Dávila ha dado pistas del cómo pretende
pasar a la historia y habremos de tener una postura crítica, creativa y ética
ante ello, sin embargo, las miradas al desempeño de su administración, - la
suma de todo su equipo - evalúan de
forma permanente más allá de la voluntad del líder, su carisma y habilidades
políticas. Por los resultados colectivos también ya le dan un lugar a la actual
administración pero en el sentido opuesto del pretendido y dicen, quienes lo
sostienen, tener elementos suficientes
para demostrarlo.
Dávila es por
ahora es el triunfador de la contienda y dicen que la historia la escriben los
vencedores… pero hoy hay muchas formas de registrar los procesos y los
resultados al alcance de cualquier ciudadano, con lo que cobra fuerza inusitada
la visión de los vencidos.
La iguana sigue
esperando en el arroyo Moctezuma se dignen a mirar sus condiciones, me confía que no votó porque no puede, pero
deseaba hacerlo aunque recelosa, no me dice quien le manipuló las emociones. Masca
despacio, me pasa la cola sobre el hombro y me susurra que para pasar a la
historia se debe tener lo que ella tiene para sobrevivir entre la mierda del
arroyo. Guardo silencio esperando me brinde el secreto pero cuando se lo pido, deja
de mascar, se trepa al árbol y desde la rama a donde toma el sol mueve la cola
y me dice fuerte, segura, que eso ya causa honorarios, porque esa, esa es otra
historia.
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