Masca la Iguana

Masca la Iguana
Luis Fernando Paredes Porras

viernes, 20 de julio de 2018

El rayo de Jalisco, la máscara de látex y la otra lucha



No hay peor lucha, que la que no se hace.
Refrán popular
Luis Fernando Paredes Porras / Masca la Iguana


Qué bonitas se oyen las mentadas de madre y demás leperadas provenientes como cascada de gayola al cuadrilátero. Gritar apoyando a los rudos desde las primeras filas de la arena Puebla es de los primeros actos populares divertidos que recuerdo de mi infancia. Los gritos y gestos, la energía del espacio eran y siguen siendo un venero de emociones mexicanas vertidas entre llaves, lances, manotazos y palabras altisonantes.

Hace años que no asisto a la arena Puebla, la cual por fortuna sigue dando funciones los lunes por las noches cerca del bulevar 5 de mayo y la 13 oriente. Sus espectáculos forman parte del quehacer cultural de la angelópolis y el sabor de las cemitas de las luchas es tradición culinaria.

Guardo con cariño un libro amarillo de tamaño de un acuarto de hoja carta, en la carátula se aprecia la máscara de El Santo y en sus páginas se cuentan los primeros 100 años de lucha libre en México. Un arte de reconocimiento mundial que nunca ha sido censurado ni amenazado por autoridad alguna debido a que le griten putos a los luchadores y otras cosas más que no vienen al caso por ser chingo de groserías las que se dicen y el cómo se dicen, que en eso también se debe tener gracia.

Nunca pasó por mi mente dedicarme al arte y al deporte de la lucha libre, ni coleccionar máscaras, ni hacerme asiduo asistentes de la arena Puebla. Pero tampoco el que me fuera tan significativa la foto historieta impresa en papel sepia con las aventuras del enmascarado de plata, El Santo. Toda mi colección fue a parar a la basura gracias a mi madre, que, como muchas otras en el mundo valoro en nada los preciados tesoros de los hijos en aras de limpiar el hogar de cosas inservibles.

A los años disfruto al saber que las películas mexicanas de luchadores son de culto a nivel mundial y con ánimo de divertirse sanamente, podemos ver cualquiera para maravillarnos de los efectos especiales, las coreografías, las locaciones y la eterna lucha del bien y el mal resuelta entre chicas sensuales.

Hace un año y medio, inspirado en la Carta del Barrio Educador, organizamos afuera de mi casa, sobre la Calle Aldama en el Barrio de la Santa Fe, en el trópico mexicano, Tuxtepec, Oaxaca, en le ribera del río de las mariposas el Papaloapan, la primera y hasta ahora única función de lucha libre que se recuerda en la colonia. Lo hicimos para propiciar la convivencia entre los vecinos, para celebrar un año más de vida de nuestro proyecto educativo Préstame tu Recuerdo y contamos con la maravillosa participación del Club de Lucha Libre de Tuxtepec a quienes meses atrás, habíamos descubierto pese a que tienen más de dos décadas de existir en la ciudad. Es tarde noche fue maravillosa y por supuesto no faltaron los gritos de apoyo a los rudos desde las primeras filas, igual que como manifestaba su apoyo mi padre nada más para causarme asombro con lo que ello provocaba. Mis vecinos y niños de otros lados se empaparon con la energía que tiene la lucha libre.

A quien se le agotó la energía el día de ayer fue a una leyenda de Lucha Libre mexicana, el Rayo de Jalisco, representante de este estado donde ahora los hombres se dan, dice el pueblo jocoso, pero ya no de chingadazos sobre el cuadrilátero. La máscara del rayo representa en este momento, la fugacidad de nuestra existencia, esa que se bate entre el bien y el mal para luego extinguirse. La noticia de su muerte me conmovió.

La iguana dice que ella se avienta desde la tercera rama del árbol más grande de su apestoso arroyo Moctezuma y que no usa máscara, que sus milenarias características me las apuesta contra mi cabellera, mi bigote y mi barba, en una lucha a dos de tres caídas sin límite de tiempo en el interior de las aguas fétidas de su hábitat. La miro desafiante, crecida, chingona pues, y se sube a la barda del IMSS para aventarse espectacularmente sobre unas hojas de lechuga que le han dejado para que se alimente su cuerpo y su vanidad, pretendiendo descubrir de qué lado masca.

Me retiro caminado a buen ritmo al gimnasio del maestro El zurdo Santana ahí adelantito siguiendo el cauce del arroyo, y voy pensando en mi nombre de luchador y la nueva llave que inventaré y aplicaré veloz como un rayo: “la urracaiguana”. Esas idas al gimnasio me permitirán además, animado por la rola del TRI, poder hacer frente a la lucha milenaria sin límite de tiempo donde la máscara de látex es imprescindible y nada recomendable ser como el rayo… bueno hay de gustos, como en la lucha libre.

lunes, 9 de julio de 2018

Dávila ante la historia





La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de los sentimientos.
Claude Adrien Helvétius (1715 – 1771)Filósofo francés
Luis Fernando Paredes Porras*

Dávila es un gran manipulador - no en el sentido peyorativo de la palabra -, quizá por eso otros políticos lo odien tanto, porque no pudieron cada quien con sus estrategias, mover las emociones de la gente y obtener el voto, tal como “el chinanteco”  los obtuvo por segunda ocasión consecutiva y de forma histórica en su cantidad. Podrían caber las tesis de que se le odia porque se le envidia, porque no se le comprende o porque otros han tenido éxito al manipular la idea de que es el enemigo.

Fernando Bautista Dávila  apela a la posibilidad dada a la humanidad, el pasar a la historia de forma tal, que su nombre sea recordado favorablemente por más de tres generaciones, que es el tiempo en que pasamos al olvido si  nada hay que nos traiga al pensamiento de los vivos. Salir de la cantera del resto de los políticos del mundo y ocupar un lugar especial en la construcción del Tuxtepec contemporáneo. Puede moverle el ego, pues ya dice  el Eclesiastés que nos pasa a todos “vanidad de vanidades, todo es vanidad”, o su motivo sea el temor a Dios, a quien tanto ha mencionado en los últimos meses poniéndolo como testigo de sus intenciones y testereando el mandamiento aquel de “no jurarás el nombre de Dios en vano”, o bien puede ser resultado de una consciencia moral y las oportunidades que él mismo impulsó y el contexto le favoreció. Pero de entrada, ya aportó dos aspectos para la historia del municipio: el número de votos que obtuvo en las elecciones del 2018 y el ser el primer Presidente Municipal que se reelige de forma consecutiva en Tuxtepec.

Fernando Bautista Dávila, quien aspira a pasar a la historia de forma favorable – otros se ganaron a  pulso el ser referente de administraciones “malditas” y lenonas - tiene al enemigo en casa; sus principales detractores, ha quedado demostrado, están cercanos a él, lo adulan, tratan de corromperlo con actitudes muy distintas a las que dieron los votos para su elección y su reelección; agreden la imagen de Dávila con desempeños poco productivos, descuidados, indolentes, mediocres, mismos que causan resultados risibles dando hermosas oportunidades para que los enemigos de Dávila, que ahora son más y han quedado “lastimados”, puedan demostrar que aquello de “pasar a la historia” es una frase hueca que contradice lo que el emperador romano Marco Aurelio señaló, y quien por cierto pasó a la historia porque se murió en el siglo II después de Cristo y aún lo cita el mundo: “El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele”.

Sin embargo, gracias a desempeños extraordinarios de otros colaboradores cercanos es que le tocará gobernar a Tuxtepec en este momento en que a nivel nacional se ha reconfigurado de forma importante el concierto de las fuerzas políticas y la participación de la sociedad. Dávila deberá estar a la altura de las expectativas que generó Obrador en el país y en el mundo, claro está guardando las  proporciones, pero sin descuidar que el fenómeno del Davilismo es evaluado en un contexto estatal, nacional e internacional, aunque tenga colaboradores de estilo pueblerino que tienen que ser arrastrados por aquellos de más amplia visión, haciendo real aquello de: “a la larga, hasta el sombrero pesa”.

En los últimos discursos Fernando Bautista Dávila ha dado pistas del cómo pretende pasar a la historia y habremos de tener una postura crítica, creativa y ética ante ello, sin embargo, las miradas al desempeño de su administración, - la suma de todo su equipo -  evalúan de forma permanente más allá de la voluntad del líder, su carisma y habilidades políticas. Por los resultados colectivos también ya le dan un lugar a la actual administración pero en el sentido opuesto del pretendido y dicen, quienes lo sostienen,  tener elementos suficientes para demostrarlo.

Dávila es por ahora es el triunfador de la contienda y dicen que la historia la escriben los vencedores… pero hoy hay muchas formas de registrar los procesos y los resultados al alcance de cualquier ciudadano, con lo que cobra fuerza inusitada la visión de los vencidos.

La iguana sigue esperando en el arroyo Moctezuma se dignen a mirar sus condiciones,  me confía que no votó porque no puede, pero deseaba hacerlo aunque recelosa, no me dice quien le manipuló las emociones. Masca despacio, me pasa la cola sobre el hombro y me susurra que para pasar a la historia se debe tener lo que ella tiene para sobrevivir entre la mierda del arroyo. Guardo silencio esperando me brinde el secreto pero cuando se lo pido, deja de mascar, se trepa al árbol y desde la rama a donde toma el sol mueve la cola y me dice fuerte, segura, que eso ya causa honorarios, porque esa, esa es otra historia.

*Educador y comunicador mexicano

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