San
Bartolo, capital cuenqueña del plátano macho
Luis
Fernando Paredes Porras
“Dios, hazme chuiquito el río que a San
Bartolo me voy…”, escribió Felipe Matías Velasco, el virtuoso amante de la
cuenca del Papaloapan y con el tiempo el majestuoso cauce decrece no así la
grandeza de la gente de San Bartolo, su pasión por el terruño y su ser
cuenqueño trabajador.
Tengo
un cariño especial por esta tierra ribereña,
representa un ejemplo de trabajo, de liderazgo y de gestión.
San
Bartolo tiene todo los niveles educativos y cada inmueble una historia
fantástica de amor por su identidad.
En
San Bartolo realizan el milagro las mejores cocineras de plátano macho que
existen en el sotavento.
En
su panteón, ubicado en una de las bellas lomas, se tiene una rotonda de los hombres
ilustres.
En
su parque hermoso se puede leer la historia del ejido y apreciar el respeto que
el Sanbartoleño le tiene al ideal zapatista. Ahí en su corazón, se está
construyendo una nueva Agencia Municipal y se han escuchado las mejores notas
de marimba de todo Oaxaca.
San
Bartolo posee el único atractivo turístico del todo el muro boulevard, su
puente colgante, el cual posee historias de amor y tristeza; este puente tan
importante para miles de personas debería estar impecable si la autoridad municipal
tuviera la visión integral de lo que representa, además de lo mucho que sirve a
la gente.
Este
20 de noviembre San Bartolo tuvo su desfile con motivo de conmemorar la
revolución mexicana. San Bartolo hoy se re – evoluciona con el talento y valor
de su gente que sigue desfilando en la ruta de la historia del bien común.
La
iguana tiene parientes en San Bartolo, a veces se deja ir con el río para
visitarles y despedir a las aguas antes de que se besen con el río Tonto
pasando la frontera falsa con Veracruz.
Dice la verdosa que luego me cuenta una
historia de cuando atravesó el puente colgante por vez primera y causó
sensación el que mecería su cola al ritmo del vaivén. Se pone a mascar y me
pregunta que por qué digo que es el corazón de Tuxtepec; siento que la sangre
incrementa su torrente y le digo que se lo cuento sobre el vaivén de su puente.